¿Tiene sentido hablar de derecha e izquierda en el ámbito de la política
parlamentaria?
No puedo apartar de mí la pegajosa impresión, o intuición, de que los
debates son más grandes, o aparatosos (debido al amplificador mediático), en la
forma que en el fondo. Se lanzan besos o cal viva mientras ruge la grada,
incluso hacen pasarela con admiradores camino del hemiciclo. Pero percibo (y hago énfasis
en este concepto porque es como si lo olisqueara) que la capacidad y la
voluntad real de maniobra, de cambio, de los señores que están en la contienda,
enarbolando las banderas del hipotético campo de la izquierda, o de los de
abajo, es ínfima. No sólo por ataduras externas, como la draconiana UE, o
internas como los intereses oligárquicos.
Me planteo si tiene sentido hablar de derecha e izquierda en el
Parlamento (sospecho que podría hacer la misma reflexión con respecto a la
inmensa mayoría de los órganos representativos existentes en el planeta),
cuando, a excepción de IU (con matices y sin llegar al millón de votos) y otras
fuerzas electoralmente marginales, ninguna otra organización política, salvo
quizás Bildu, presente en el parlamento, hace una crítica global, contundente,
al sistema capitalista. Y lo peor de todo es que, desde el punto de vista de
sus inmediatos intereses electorales, hacen bien. Vivimos en un estado, y en un
mundo, de derechas. El emblema básico de la derecha no es trabarse del bracete
con la Iglesia para oponerse al matrimonio gay o al aborto. Su sagrada línea
roja, imperante por encima de las formas que utilice en cada momento (el
fascismo o las variantes autoritarias surgen cuando suena la señal de peligro),
es la defensa a ultranza del sistema capitalista, el sistema que perpetua la
división en clases sociales y que genera un planeta cada vez más desigual
donde una oligarquía, que no llega al 1%,
acumula la mitad de la riqueza mundial sin que, y esto es lo más grave, a la
inmensa mayoría de la población le parezca inaceptable y le produzca, aunque
esté mal visto y me consideren un bárbaro, un odio que quizás no sea sano pero
sí vivificante. Y el sistema capitalista, que es la esencia de esa clasificación
social que llamamos derecha, no es cuestionado (salvo con matices y grados por
algún país de América Latina), por ninguna fuerza política de relevancia a
nivel mundial, pues ya no existe el PCUS y los magnates chinos decoloran el
rojo de su bandera. Y, además, la fuerza que lo hiciera seguramente se vería
condenada al ostracismo electoral.
Sé que las personas no se movilizan por grandes conceptos como
socialismo, que, por añadidura, han sido impúdicamente arrastrados por el
barro, sino por las motivaciones cotidianas. Aunque esa cotidianidad sea fruto del
capitalismo imperante que, arrollando ideológicamente, impone una visión del
mundo carente de alternativas al oprobioso día a día que, tanto en su bonanza
como en su fatalidad, nos parece un hecho comparable a fenómenos de estricta
obediencia natural.
A veces, lectores de izquierda enfadados con las políticas del PSOE,
claman porque quite de su nombre la S de socialista y la O de obrero. La
eliminación de la O me genera dudas. Tengo claro que hay, hartazgos de
coyuntura aparte, más obreros (o trabajadores) de derechas que de izquierdas. Sin
embargo, la eliminación de la S, y lo digo como mero opinante, sin ánimo de
desprecio o injerencia, sí deberían planteársela. Por pura honestidad y coherencia.
Cuando se funda en 1879, y aún muchos decenios después, el PSOE es un partido
que defiende la posibilidad de construir, al plazo que marque la acumulación de
fuerzas, una sociedad socialista, una sociedad donde impere la propiedad pública,
en la que no existan las desigualdades abismales que genera el capitalismo y la
potencialidad de cada ser humano, nazca en el ámbito que nazca, pueda ser
aprovechada y fomentada. El PSOE, reconociéndole que es una derecha con mayor
sensibilidad social que la que representa el PP, no aspira, desde hace mucho
tiempo, a una sociedad socialista y desecha de su vocabulario, pues le
horroriza electoralmente debido a que todo aquello que suena a confrontación ha
sido sabiamente demonizado por la oligarquía, un concepto esencial para
describir la realidad y crear conciencia: lucha de clases. Y cuando digo PSOE
estoy nombrando a cualquier partido de ese ente mal llamado Internacional
Socialista. Vivimos en el reino de la derecha. El socialismo, como ideología
potente y alternativa al desastre capitalista, esta desterrado del horizonte,
visible o intuible, de la humanidad. Desde el pesimismo me permito sugerir al PSOE que, desechado el objetivo, decline la esencia del nombre.
El capitalismo no es la " forma " mejor para la mayoría de ciudadanos , así como no lo es tampoco el Comunismo . El socialismo inicial que era un " escalón " menos que el comunismo , luego paso a ser socialdemocracia y la socialdemocracia siempre fue una política hibrida , existen países donde la socialdemocracia " funciona " mejor que en otros , quizás en algunos países del norte de Europa sea donde los ciudadanos tienen un nivel de vida mas equilibrado pero como tantas cosas el que unas " políticas " vayan mejor o peor dependen de MUY distintos factores como la honestidad de sus dirigentes , el control de la justicia , la educación y formación de sus ciudadanos y algunas cosas mas . Pero si hablamos de España y del PSOE diría un par de cosas , primera que IU viene del comunismo al menos en una parte importante y que no es ahora mismo ninguna solución , respecto al PSOE desde siempre ha sido el partido del si pero no , ni frio ni caliente , por citar solo algunos ejemplos en octubre de 1924 el socialista Fco Largo Caballero formo parte del Consejo de Estado del dictador Primo de Rivera , en mayo de 1939 el socialista Julián Besteiro participo en el golpe de estado del coronel Segismundo Casado contra el gobierno de la II Republica , la ley de desahucios la hizo la ministra de Zapatero Carmen Chacón por no entrar en muchos otros casos que dicen bien poco del " izquierdismo " del PSOE y menos aun de las políticas " sociales " que esperaban buena parte de los ciudadanos de este país , ahora mismo esta " vendiendo " como un gran acierto la firma de un acuerdo con un partido que NADA tiene de izquierda , así ¿ que mas hace falta para que ese " gran partido " con mas de 100 años de antigüedad ( como si eso fuera garantía de algo ) deje de perder afiliados , simpatizantes y lo que es peor en las ultimas cinco convocatorias electorales no ha echo otra cosa que perder votantes ? Un cordial saludo
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