Yo, futbolero confeso, pensando en que, con más de
700.000 euros por jugador, tienen la prima más alta de todas las selecciones (callando cuando se les sugiere, ellos tan dados a los partidos benéficos que benefician su imagen, donar parte de sus desorbitados incentivos),
en que si llegan a la final tendremos al monarca más joven de los dos (ahora
vamos a ser un "birreinato") chupando cámara y consolidando el maloliente
mejunje de la restauración borbónica, en que se llenarán las calles de
banderas rojigualdas en manifestación de fervor patriocuartelero y rancio, en
que dirige al selecto grupo un marqués (un ser humano en muchas ocasiones, sin perder un átomo de elegancia, puede
decir no), en el ágrafo canto que tiene
como maravillosa letra "yo soy españoooooo, españoooo..." Pensando en
todo lo citado, y como humilde miembro de la resentida y cuasi separatista secta de la antiespaña (la roja de verdad),
debo ser honesto: me alegré.
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